27 de marzo de 2009

Historia de la señora que consiguió adaptarse a un mundo en constante cambio

La organización definitiva
devino en un librito
con la esencia del destino
y el secreto de la vida.

Malograda ya por siempre
la esperanza del rebaño,
te contentas con estar
lo más lejos de los nuestros.

No te solidarices
con aquellos más extraños.
No sientas pena
siquiera por tus hermanos.

Y tu aspecto, refinado,
embelesa a la parroquia.
Los prejuicios del dinero
no descansan ni un minuto.


Has aprendido, por fortuna,
a leer solo en las lineas,
que te dicen que leerás
en tu próxima aventura.

Que dicha en este mundo rápido
ser el más rápido de todos.
No descansas, no respiras
- el fantástico libro es lo que dicta.

No te solidarices
con aquellos más extraños.
No sientas pena
siquiera por tus hermanos.

En la otra punta del planeta
lloramos por tu éxito.
¿Por qué nos habeis vendido
a un precio tan barato?

17 de marzo de 2009

A un día de distancia de París

Hay veces que sin más
las luces dejan de cegar,
el martillo deja de golpear
y las nubes se abren sin saber,
si es azul o gris el infinito,
si es cierta o no esta dicha.

Y no duerme la esperanza
en estos días de calor,
estando a punto de inmolarse
los instintos del terror.
Lineas divertidas que respiran
y la vejez queda tan lejos.

Desayunar a la luz de las velas
y cenar con la idea de vivir.
Tanto anhelo esas pasiones,
que no hacían si no anidar,
en corazones pasajeros,
en carretes de nostalgia.

Y hoy la violencia muere
a los pies de un día feliz,
y más que aprecio por el destino,
me siento en deuda con la verdad.

Sin registros ni proposiciones,
sin cesiones a la tontería del pensar.
Me arriesgaría a ser un ignorante
por un trozo caliente de esta dicha,
si tuviera la presencia innata
del tiempo infinito en un zapato.

Y ya amanece sin necesidad de perdón.
Y ya oscurece,
con la impaciencia puesta en el mañana.

3 de marzo de 2009

Controling my feelings for too long (Bebiendo mil demonios)

En un paisaje de ensueño
me bebo mil demonios
y me entrego a la entereza del saber.

No he sabido conjugar mi memoria
con el peso de la ciencia prematura.
Aun no he visto como coge la forma
esa habilidad que adoro
y que de mi siempre se oculta.

El martillo en mi cabeza
golpea una y otra vez,
se alimenta de la sed del alma
de aquel niño que no tiene que comer.

La más mínima incidencia
patea esos mil demonios
y la más leve de las tareas
representa la ardua búsqueda
de ese amor siempre soñado.

No se si entregarme a ti,
y desaparecer.
No se si violarme en ti
y asi resurgir
de la tumba que me ata,
que me asedia con preguntas.

En las ruinas de la historia
encuentro mi único consuelo.
Ahí mis demonios se encuentran agusto
si me entrego a la apatía,
si me dejo llevar por las ofensas
de la pasividad.