19 de abril de 2010

La inconsciencia más fingida

En la inercia de la nada
trato de sacar provecho.
Recordando nuevos tiempos
y muriendo al fin en paz.

Ya no siento la distancia,
ya no siento la ironía.
Me revuelco en la inconsciencia,
la inconsciencia más fingida.

3 de abril de 2010

El corsé de mi pericia

En la tierra de siempre vomito las palabras,
se me esconden las sentencias y me asusto de actuar.
Maduré en otros lares y regurgito adolescencia
cuando piso presuroso el eje de mis lamentaciones.

Como duele respirar el aire siempre viciado
y como afecta la verja de metal que es todo horizonte.
Me doblego y reverencio ante el dios más inhumano.
¿Dónde dejé el corsé de mi pericia?

Me complico, a trompicones, recetando malas hierbas
y no me siento a esperar que pasen tempestades.
La impaciencia, que me puede, que se mezcla con tu ausencia
y la más larga panacea brota de mis manos.

Yo no puedo caminar sin la más estúpida ignorancia,
necesito mi antigua simpleza para poder no avanzar.
Tus amigos, los de siempre, que no miro por vergüenza
me imponen el superado discurso de la gente mayor.

Necesito una infusión urgente, de sangre, de vida,
de pereza productiva que mantenga mi sonrisa
porque no me atrevo a ir donde siempre me desvelo,
donde mis bastardos potenciales mueren lentamente.