28 de enero de 2011

El roce de vidas imposibles

Después de reposar en los paraísos más cercanos,
tras alejarme de los infiernos en que me veo inmerso,
los estímulos se acrecentan, me alentan la pelvis
y me dan motivos para creer que toda vida es posible.

Es cuando pruebo un poco de esa vida imposible,
una vida que me facilitan los más ruines,
los más despiadados amantes,
solo entonces, es cuando me pregunto,

¿dónde está la genialidad sino en ver cosas que no existen?
Con mis nuevos, inexpertos y suaves ojos,
aun no raspados por la amargura, la codicia y la pereza
te compraré una vida que puedas disfrutar,
una vida que aun no existe (ni existirá),
un camino que me inventaré sobre la marcha.

9 de enero de 2011

De exilios imposibles

¿Por qué me echas tu que me diste de beber?
Me amamantaste con locura y ahora me amontonas
en la pila de cadáveres de aquellos que no te importan.
¿Cómo no lo hacemos si somos tu razón de ser?

En nosotros se basa toda tu fuerza y reputación
por más que la uses en nuestra contra, a tu favor.
Nos maltratas, nos acomplejas y nos ignoras;
nosotros nos quejamos pero te otorgamos la razón.

Un respiro en forma de libertad es lo que pido;
un espacio donde la vida sea vida y no burocracia;
un rinconcito donde disfrute de mi mismo y de los míos;
un lugar donde ni te importe ni me importes.

Víbora pensante

Sin esperanza te presentas con regalos del futuro
me devuelves falsedades y te cargas mis rutinas.
Penetras mis entrañas como agua tras rutina
para revolver mis intestinos y hacerme vomitar.

Si los chicos fuertes no lloran no se que haces conmigo.
Volverás a mi pensamiento cada vez que me arrepienta,
cada vez que el sentido se desvanezca en la penumbra
y siempre que te llore cuando el techo se me coma.

Me confundes con ese disfraz de víbora pensante,
no me dejas más opción que aceptar la picadura.
Hablando del pasado y del futuro en un contexto difuso
el mal sabor se acomoda en el presente y perdemos la partida.

Lo que pasa al final es que no te llamo porque me asustas
y que no te abrazo porque se que me amas, a pesar de querer.
Si no te atrevias, ¿por qué te atreviste?
Si no me querías, ¿por qué me quisiste?